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  • Foto del escritorVictoria Eugenia Cava

Día 105

Y como si no fuera suficiente, nos fuimos a pasar el fin de semana a Pisatahua 😆 Os he hablado alguna vez de Pisatahua, ¿no? 🤔 Sí, ese lugar en medio de la selva, dentro de la Reserva Aquicuana donde cada X tiempo se organiza un retiro espiritual... Nosotros, como voluntarios, queríamos ir a dar nuestro propio punto de vista a la reserva y además tener un finde diferente 😊... Nos pusimos en manos del biólogo más conocido de la ciudad de Riberalta, un holandés que como él mismo dice, es el turista más antiguo de Riberalta 😁.


Y para nosotros el más culto, sabio y encima enrollado 😎. Éramos un grupito muy guay, Vincent (el biólogo) parecía el monitor de un grupito de adolescentes que salen de su instituto por fin...


Con la diferencia de que sí que nos portábamos bien 😊. La noche con hoguera sin quemar cosas raras, no como hace 15 años que arrojábamos a la hoguera cualquier cosa que estaba a nuestro alcance... esta vez solo fumaban y hablaban de cosas profundas. ¿Será que somos adultos ya?


Y me planteé la importancia de la meditación en el voluntariado. Cómo te ayuda a procesar todo el cambio que la experiencia te ofrece.


No es a posta la foto... pero, ¿a que queda bien con el texto para darle sentido literal? xDD

Qué tan útil es el tomarte un tiempo de tranquilidad sin hacer nada para recordar cómo eras antes de llegar, cómo eres ahora y qué características de este viaje quieres conservar allá donde vayas.


Esta también sirve para darle sentido al texto... xD así es como se rompe un momento romántico xD

Porque sigo insistiendo, cuando haces un viaje así (duración, objetivo, etc.), debes de haber aprendido algo. Si vuelves con las mismas costumbres que antes, pensamiento, actitudes... ese viaje ya no habrá tenido nada de particular.



Por tanto, meditar, reflexionar, pensar profundamente (como lo queráis llamar), ayuda en general tanto en el voluntariado como en la vida en sí.


Mi Fer y yo con las mascotas de Pisatahua :)

El bichillo tan majo que véis al lado del cerdito se llama tapir, o anta. Es un bebé, así que es rayado, pero cuando crezca se le borrarán las rayitas blancas y pasará a ser negro. Sé que todos pensáis que debería de ser la portada de un anuncio de odontólogos.


Puede llegar a pesar hasta 300kg y se alimenta de fruta principalmente. Se le llama el jardinero de la selva porque cuando va en busca de su alimento, dispersa las semillas por el bosque, así que es de vital importancia para la Amazonia. Es una especie protegida ya hace años, a causa del descontrol de caza que había y hay todavía. Aún así, es poco conocida.


Su embarazo dura 14 meses (¿os imagináis 14 meses con el bebé dentro...?) y solamente tienen una cría. Pueden estar en celo al cabo de 6 meses después de haber dado a luz. Esto significa que pueden tener 1 cría cada 2 años aproximadamente, con lo cual no es una especie que pueda ser repoblada tan fácilmente, así que su protección es imprescindible.


Su principal predador es el caimán, aunque también el jaguar, el puma o incluso la anaconda. ¿Os podéis imaginar qué tan frágil es su supervivencia teniendo 4 predadores? Aunque, el peor siempre es el ser humano.


Una curiosidad que me ha parecido super cute es que las crías están con su madre hasta sus 15 meses de edad, se separan porque son animales independientes, pero vuelven regularmente a visitar a su madre y pasan con ella unas horas.


Soy un anta 😁.


Disfruté tanto de esa escapada... estábamos todos contentos, relajados, dispuestos a aprender y descubrir... porque no sé si os lo he dicho ya, pero cada vez que hacemos el sendero de Pisatahua, veo algo nuevo o diferente. Con el cambio de clima, esta vez había muchas hojas secas en el suelo, algunos árboles en los que todavía no me había fijado y encontramos una cría de sucha (una especie de buitre común por estos lares). Era muy graciosa porque son feísimas, grandes para ser crías, gruñen... pero se les ve tan frágiles... 🧡


Fue un finde tan bueno, que lo concluí diciendo que fue la noche en la que mejor dormí en 4 meses que llevo aquí. Y eso que fue en un colchón de 30cm, dentro de un saco de dormir del Decathlon y en la Maloka, donde se hacen las ceremonias y pueden entrar bichillos... (lo sé porque un bicho se estampó contra mi cara a las 5am)


Y dentro de nada mis 29 🤭.


Y sigo escalando árboles, toco tapires, supero miedos, aprendo de los demás y siento que la niña dentro de mí está más viva que nunca. Que se pongan las pilas los 30 porque allá voy...


 

PD1 - Cada vez siento más amor por esta experiencia... os echo mucho de menos, pero tengo el corazón partido en tantos lugares ya...


Os dejo unos vídeos para que veáis con vuestros propios ojos esta belleza:

¿Entendéis de lo que hablo ahora?

¿Necesitáis más pruebas?

Hasta he aprendido a amar a los bichillos raros...

PD2 - No es que le haga publi a mi amiga, pero es que sus vídeos molan mogollón... 😜

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